lunes, 23 de abril de 2012

Billie Holiday

Cuando el jazz duele

Billie Holliday es, de entre varias voces que susurran en la noche, la más triste y una de mis voces favoritas. Nació en Baltimore, allá por el 1915, cuando seguro eran ya célebres los gatos negros y los cuervos que habitaron las casonas de aquella ciudad delirante. A los quince, ya conocía Brooklyn, New Jersey y la prostitución. Pero fue Harlem, por siempre Harlem, la ciudad que vería nacer la voz de los intersticios sangrantes de su alma. Le llamaron Lady Day (Dama Día), aunque para algunos fue el Angel of Harlem.


Lester Young fue su único amigo, uno de los pocos hombres que la quiso y la respetó de verdad quien la bautizó Lady Day. El resto… Cuando apenas empezaba a ser mujer, un vecino la violaba repetidamente (ojos desorbitados, boca desencajada) mientras una mujer le sujetaba la cabeza para que no se moviera. Louis McKay, su esposo, su proxeneta, la había vendido como mercancía. My Man



Estuvo arrestada en su casa, por orden judicial, por ser una negra adicta a las drogas, por ser una negra que bebía demasiado, que cantaba las cosas más negras demasiado claras, por ser una negra que amaba demasiado, que se acostaba con hombres y con mujeres, una negra que se había atrevido a confesar que había probado todos los frutos, los prohibidos, los inconfesables.Extraños. Strange fruit.
.
El poeta español Pere Gimferrer en su libro "Extraña fruta y otros poemas" le dedicó este homenaje.

Y la muerte
nadie la oía
pero hablaba muy cerca del micrófono

Con careta antigás daba un beso a los niños

Lady Day las gaviotas heridas vuelven a la luz del puerto
Extraña fruta en el aire el crepúsculo se ausenta
Con una espada con un guante con una bola de cristal
la pecera magnética la cueva del pasado el submarino bajo las
mareas que fulgen
Lady Day cuánto amor en una juventud cuántos errores
cuántas tardes hablando qué deseo qué eléctricos
jazmines
cuántos cow-boys muertos como trovadores la sonrisa en los
labios que se tiñen de sangre
los gritos en las calles las manifestaciones disueltas bajo el
arco voltaico del poniente y los lóbregos edificios
irreales
Lady Day el amor como una libélula
cazador de libélulas
Lady Day qué despacio nos viene la experiencia todo cobra un
sentido se ordena como el paisaje en los ojos cuando
recién despiertos corremos las persianas
o intentamos ordenar las palabras de un
poema
Lady Day
Animales heridos en el bosque nuestros ojos qué piden qué
desean
qué desea esta voz en el viento de otoño un lebrel o su presa
disueltos en la fría oscuridad del tiempo
escamoteados como naipes de una baraja los años de nuestra
juventud
Con dos vueltas de llave cerraron la cocina
No nos dan mermelada ni pastel de cereza
ni el amor ni la muerte extraña fruta que deja un sabor ácido.
Por fin, el  17 de julio de 1959, a su turbulenta vida le llegó la noche, con setenta céntimos en el banco y algo más de setecientos en alguno de sus monederos como única cosecha de toda una vida.  Su muerte pareció una cruel burla del destino; moribunda e inconsciente en la cama del hospital, la policía intentó esposarla acusada de consumir heroína mientras agonizaba. Su voz, que la heroína había convertido en un lamento, se la llevó el viento, se apagó para siempre sin nadie que la oyera. Pero antes alcanzó a grabar este último legado, con sus cuerdas vocales casi destrozadas, su tragedia personal plasmada en música. 


Soy un tonto por quererte
Soy un tonto por quererte
Querer un amor que no puede ser verdad
Un amor que está ahí para otros también.

Yo soy un tonto por sujetarte
Tan tonto por sujetarte
Por buscar un beso no sólo mío
Por compartir un beso que el Diablo ha conocido.

Una y otra vez dije que te dejaría
Una y otra vez me fui
Pero luego llegaría el momento en que te necesitaría
Y una vez más debo decir estas palabras.

Tómame, te amo
... Te necesito
Yo sé que está mal, debe estar mal
Pero bien o mal no puedo continuar

Sin ti

4 comentarios:

  1. Las tres canciones son preciosas, me ha encantado !!

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  2. Una desgarradora y triste vida, solo ella sabe el sufrimiento que pasó, pero que maravillosamente cantaba.
    Gracias Victoria, fue un placer escuchar sus canciones.

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    Respuestas
    1. Siempre me impresionó su vida, Mari-bel. Y cómo de tanto dolor podía salir tanta belleza. Quizás es porque esa fue su única manera de sobrevivir.
      Un besazo.

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    2. Que razón tienes;) Un besazo

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